DERECHOS HUMANOS A CAMBIO DE RESULTADOS

Por: Cristian J. Vera

La idea de judicializar masivamente a los habitantes de calle es un tema que poco se habla pero fue una opción reciente para lograr resultados masivos en la ciudad de Cúcuta en materia de seguridad.

El abogado Cristian Leal recientemente contó en un medio nacional una macabra idea sobre una estrategia que consistía en “recoger 500 habitantes de calle, judicializarlos, y mandarlos no sé a dónde, y que eso redundara en las estadísticas” . Idea que querían materializar unos funcionarios de la alcaldía y fiscalía, lo cual pondría en jaque el complejo carcelario por el hacinamiento que ya existe.

La iniciativa mencionada anteriormente nos deja ver el desespero por la administración actual por inflar los resultados en materia de seguridad a costa de los derechos e integridad de los habitantes de calle; población que demográficamente no ha disminuido en 6 meses del mandato actual, quizás porqué las estrategias implementadas en la alcaldía de Yañez no tuvieron continuidad y los contratos que se venían ejecutando pasaron a otros operadores para respaldar el apoyo político de las pasadas elecciones.

El reto de sacar a 1.000 habitantes de calle y ser garantes de una reinserción social, laboral o familiar no es una tarea imposible, ya que la estadística a la baja ha sido eficiente en otras ciudades como Medellín o Cali, las cuales le han apostado a políticas públicas con procesos de varios años con seguimientos y mejoría en su ejecución. Departamentalmente ignoramos y desconocemos la validez de continuar con procesos y estrategias para caracterizar, categorizar y focalizar estos actores sociales. Por otro lado, el 17 de abril de este año nuestro mandatario también dijo públicamente que haría eficiente el ‘‘quitarle 500 clientes a las ollas de la ciudad’’ pero ignora un convenio importante con programas de farmacodependencia públicos o privados en el departamento para respaldar terapéuticamente, asistencialmente y suministro de medicamentos al fármaco que se encuentra en las calles y quiere superar su adicción pero la ruta para una posible desintoxicación es lenta por lo anteriormente mencionado.

Hay mucha tela por cortar sobre este tema y es preocupante saber que salidas como la judicialización masiva a esta población sea una posible solución a esta problemática que desencadena crisis en la salud pública y mental, pero más preocupante es pensar que las banderas humanitarias que fueron alzadas en campaña se quedaron a media asta con el hecho de pensar en ignorar los derechos humanos de las poblaciones vulnerables.