Por: John Jairo Gelvis Vargas

Hoy más que nunca vemos cómo el pueblo colombiano pelea por un mesías, ese que dice que nació en Ciénaga de Oro y resultó que la estrella de Belén se desvió un poco más allá y realmente nació en Belenquirá (Zipaquirá). Ese mismo, con su discurso encantador, muchas veces se contradice. Los jóvenes influencers, como los de Fucknews, dicen que ese man es un mitómano y no nos dimos cuenta. Ese mismo personaje, que los jóvenes que ya no son tan jóvenes, que son los Aterciopelados, ellos mismos dicen que están defraudados de los políticos. Pues les recuerdo que ellos hicieron un video musical apoyando y bailando con la primera dama. Los profesionales de mi ciudad que le dieron el voto de confianza me llaman a decir «venga mi negro, la embarramos votando por ese man». Jóvenes de verdad que querían un cambio y oportunidades reales en el país, ven cómo manejan la nación los mismos de siempre, los que su mesías iba a cazar como ratas. Pero desde el principio se montaron con la amiga del turbante, el doctor Chapatín que está de embajador y el médico que nadie quiere, que serían como los tres reyes magos de la corrupción. Desde ahí veíamos las cosas mal, pero queríamos un cambio. Vimos cómo Ni-colas y no dejar colar, bueno, el otro Ni-colas, ya uno se confunde con cuál crío y cuál no, pero recibiendo plata de empresarios de alto riesgo para la campaña. Llegó a la presidencia y en la narrativa progresista se dejaron de contar el número de líderes sociales muertos y las masacres en el país, pues ya estamos viviendo en Suiza. Vimos cómo las esperanzas de las señoras del aseo y los tintos fueron despedazadas por el mismo cambio, esos mismos que esperaban que el mesías cambiara el rumbo de la historia en Colombia.

Ese mesías que ya se nos quedó corto de cabello y ya barrigón, el cual casi ya no se parece al mesías sino a Buda, porque está viviendo sabroso. Además, como nuestro ex amigo de alto tallaje, que fue el mesías de la derecha en Colombia y dejó que por sus malas decisiones en el periodo 2018-2022, se llenara de protestas comandadas por un libretista de narconovelas, hoy director de una cartera amplia, ese mismo que hacía Vaki para vandalizar el país, el mismo que se enfadó porque le subieron a la gasolina $100 pesos, pero se silenció cuando el precio de la gasolina subió $7.000 pesos en el gobierno del mesías. Los empresarios y comerciantes que son el motor del país llevan 17 meses en cifras rojas en sus ventas. Tras de eso, la reforma tributaria hecha por el gordito buena gente de Ocampo lo que logró hacer fue poner a agonizar las empresas. Muchos sectores en crisis como la construcción, calzado, minería, petrolera y de comercio, regiones donde la palabra del mesías que no fue bien recibida no tiene financiamiento en los proyectos de infraestructura. Pero si hacen una Vaki dicen que no se puede, que eso es imposible recoger los dineros, que no son donaciones. Pero se les olvida cuando el amigo de las narconovelas hacía la vaca para comprar cascos y lentes, demás cosas para la temida primera línea, temida por no dejar pasar ambulancias con pacientes con emergencias urgentes, de prender CASI de la Policía Nacional y de torturar a gente que les parecía sospechosa porque eran agentes encubiertos. Ese mesías, que ya le falta de gobierno 2 años y 2 meses para terminar el mandato, ¿qué ha hecho por la región de Norte de Santander? Abrir la frontera, el gran logro, pues ya está abierta hasta las 12 de la noche. ¿Para cuándo la inversión social? ¿Para cuándo temas de seguridad en la ciudad de Cúcuta? Será que mi amigo mesías me está recordando a otro ex mesías que decía en su época presidencial «saludos de Nohora, los niños y yo». Pues me recuerda un país acabado y tomado por la delincuencia.

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