ETERNA EXCUSA

Por: VARES

De nuevo te persigo y tú me huyes
En este valle desierto, y la sombra de tus recuerdos
Me traen nuevamente a creer que estás aquí conmigo.

¿Cómo salgo de este laberinto? ¿Cómo digo que lo nuestro ya está extinto? ¿Cómo navego en este mar de desconsuelo que nadie llena, por más que mi apego sea un poco verdadero?

Estoy tan cegado por tu belleza que las estrellas son oscuras y pierden el brillo que nuestro Dios les dio por naturaleza.

A pocos días de tu partida, sentí como si una daga, en vez de protegerme, partiera en dos mi somnoliento corazón.

Esta tristeza que inunda mi alma, como si de algo importante se tratara… pero ¿qué importante puede ser tu adiós?

Estoy harto de declarar o maldecir quizás injusticias que nadie oye, y otra vez el frío de la madrugada congela mis latidos hasta el punto donde, una vez más, me llego a sentir vacío.

Podré decir que en algún momento me sentí como un barquito de vela en medio de tanto mar que eras.

Estuve como un náufrago a la espera, a la estúpida espera y errónea idea de que ibas a venir como un salvavidas cuando corre tratando de salvar a alguien que no conoce. Pero vaya idea mía, porque aun yo, conociendo cómo pensabas, cómo te movías, seguía confiando en que me salvarías.

Me dejaste ahogar y tu única palabra que escuché fue que yo sabía nadar. Lo intentaba, nadaba en tus mentiras y me creía experto, pero cuando vi ese mar profundo, mis sentidos quedaron perplejos.

¿Será que prosigo? Pues me niego a que este dolor calle y otra vez que las palabras me destruyan. Quizás parece que no avanzo nunca, pero eres esa grieta kilométrica que corta mi camino. Parece paradójica la cosa, pero aunque darme por vencido nunca ha sido de mi agrado, creo que a este náufrago tú lo has matado.

Sobre el autor:

Deja un comentario

Busca columnas por autor


Deja un comentario

Esta web funciona gracias a WordPress.com.