EL SIN SABOR DE LA VIDA

Por: María Inés Sánchez

En algunos momentos de la vida, se nos apaga la luz de la fuerza, la motivación y la valentía, quedamos en un estado al que yo personalmente he llamado crisis existencial. Es esa mezcla de tanto por hacer, de tanto por vivir, de conquistar tantos sueños por convertir en realidad. Acompañados de ese desgaste emocional, de esos sentimientos de frustración y fracaso, nuestra mente comienza a divagar y empiezan a llegar esos pensamientos que nos llevan a cuestionar nuestra realidad, a analizar si realmente lo que estamos haciendo con nuestra vida es lo que anhelamos hacer.

Tomar la decisión de buscar la plenitud nos obliga a salir de nuestra zona de confort, a enfrentar nuestros miedos, a luchar muchas veces contra los ideales trazados por la sociedad, a convertirnos en la ficha que no encaja en el rompecabezas, a ser señalados, criticados e incluso rechazados por nuestros seres queridos.

Cuando encontramos la esencia de eso que nos llena, de eso que nos hace sentir paz absoluta, de eso que nos hace inmensamente felices, de eso a lo que le encontramos el sentido de levantarnos cada día, porque nos genera tanto placer que no tenemos en cuenta nada más. Es ahí cuando el sinsabor de la vida pasa, cuando dejamos de sentir culpa, cuando disfrutamos cada proceso desde la base de la emocionalidad, ya sea de felicidad o tristeza. Cuando ese mal trago pasa, es ahí cuando me atrevo a decir que podemos etiquetarnos como seres humanos exitosos, porque hemos logrado, en medio de todo, superar, aprender y ganar experiencia para el futuro. El éxito no se mide por la cantidad de cosas, el éxito se mide por la calidad de existencia que llevamos.

El éxito, en resumen, es la plenitud de la vida misma. Es el disfrute de levantarnos cada mañana y admirar cada cosa que está a nuestro alrededor y nos nutre. El éxito es la felicidad de tomar el desayuno hecho por las manos que nos han dado la vida. El éxito es despertar y ver una sonrisa en los labios de la persona con la que has elegido compartir tu vida. El éxito es tomar un café en medio de la fría mañana. El éxito es escuchar las melodías que nos estremecen el alma. El éxito es caminar sin prisa y con calma, es medir el tiempo, dar un abrazo, es el amor correspondido, es la noche en una cama tibia, donde se susurran los sueños en la suavidad de la almohada.

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